El templo románico se cubre normalmente con bóveda de medio
cañón, que es la traslación de un arco de medio punto. Estas bóvedas
se refuerzan con arcos fajones en los puntos de incidencia de los pilares. A
veces se utiliza la techumbre plana de madera
propia de las antiguas basílicas y en España
también por influencia musulmana. Pero es
también corriente el uso de bóvedas de arista, cruce transversal de dos
bóvedas de cañón. Las aristas de dicha bóveda se refuerzan con arcos
aristones en resalte. Los ábsides se cubren con bóvedas de cuarto de esfera que contribuyen a
contrarrestar el empuje del cuerpo central. Este tipo de bóveda también se utiliza en las capillas
laterales y en los absidiolos radiales cuando los hay.

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